Biografía de Edward G. Robinson
Emanuel Goldenberg nace en Bucarest en el seno de una familia judía. Tras pasar su infancia en una comunidad yiddish, sus padres deciden establecerse en Nueva York en 1903.
Una vez en suelo americano, Robinson pretende convertirse en rabino o abogado, pero una beca de la Academia Americana de Artes Dramáticas le hace cambiar de parecer.
Cambia su nombre de pila por el de Edward G. Robinson y en 1913 comienza su ascensión hacia el estrellato, estrenándose como suplente teatral. Broadway le espera solo dos años después para interpretar sus primeros papeles, como hiciera en 'El hombre del destino', de Bernard Shaw.
En 1916 le llega su primera oportunidad en el cine como secundario, y en 1923 debuta con un pequeño papel en 'The Bright Shawl'; aunque no será hasta la llegada del cine sonoro cuando alcance la fama de la mano del papel de Rico Bandello en 'Hampa Dorada'.
Rápidamente la popularidad de G. Robinson crece como la espuma, convirtiéndose en el más emblemático de los "hombres duros" del Hollywood dorado de los 30. Sus apariciones en la pantalla se multiplican exponencialmente. Se casa con la actriz Gladys Lloid. Tienen un hijo. Su vida toma un ritmo vertiginoso.
Ya en los 40, Edward G. Robinson se especializa en el drama psicológico, gracias a películas como 'Perdición', de Billy Wilder, 'La mujer del cuadro' o 'Perversidad', de Fritz Lang. Simultáneamente continúa firmando maravillosas interpretaciones como gángster, como haría en el clásico 'Cayo Largo'.
Tras estas dos "décadas prodigiosas" en las que representa como nadie el logro del sueño americano, las cosas se ponen feas para G. Robinson.
La Caza de Brujas en Hollywood le lleva, como a tantos otros, a ser a acusado de comunista. El fin de la relación con su mujer le obliga a vender parte de su colección de arte para sufragar el divorcio. Aunque los escenarios de Broadway siguen disponibles para él.
Cuando parecía que todo se había terminado, o casi; Cecil B. DeMille lo rescata para participar en 'Los diez mandamientos'. A este le seguirán algunos de sus mejores papeles, como 'Millonario de ilusiones' o 'El rey del juego'.
Como si de una premonición se tratara, su última escena rodada para la gran pantalla sería la de su suicidio en 'Cuando el destino nos alcance'. Tan solo dos meses más tarde, el 26 de enero de 1973, fallecía por causas naturales en Hollywood. Jamás vería en vida ninguna nominación a los premios de la Academia, ni tampoco, el Oscar honorífico que se le concedió el mismo año de su muerte.